Sirve en el ejercito Austro-Hungaro en los Balcanes, donde resulta herido en 1915. Fotografía a sus camaradas de guerra, pero muchas de esas fotos se pierden durante la revolución Húngara de 1918.
En 1925 se traslada a París. Frecuenta el café de Dôme, lugar de reunión de la vanguardia e inicia una relación con el mundo artístico de Montparnasse, donde se instala como fotógrafo ilustrador, tomando imágenes a Leger, Mondrian, Chagall, Brancussi, Collete…
En 1933, le encargaron realizar una de sus más famosas series fotográficas titulada “Distorsiones”: una serie de 200 fotografías de dos modelos desnudos (un hombre y una mujer) en distintas poses frente a varios espejos cóncavos y convexos. En algunos casos la imagen de los modelos, Najinskaya Verackhatz y Nadia Kasine, aparecía tan distorsionada que sólo algunas extremidades o facciones eran visibles en la fotografía. Varias fotos de esta serie aparecieron en el número del 2 de marzo de la revista Le Sourire y publicó el libro “Distorsiones” con todas las fotografías un año mas tarde. Este trabajo que se inicia como un mero encargo para renovar el género, se convierte en un punto y aparte en la fotografía surrealista.
Sus fotografías, en apariencia, sencillas, se apoyan en una rigurosa composición, en una calculada calidad, tanto técnica como estética, que dejan a la luz, las grandes dotes de observador de André Kertész.
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