domingo, 24 de abril de 2011

viernes, 22 de abril de 2011

martes, 12 de abril de 2011

William Klein y el reportaje fotográfico



Para Mariano Cebrián Herreros, el reportaje fotográfico intenta reflejar y concentrar la visión de un acontecimiento de cierta complejidad, desarrollado en un lugar y durante un tiempo mediante un conjunto de fotografías que ofrecen una fragmentación y selección de espacios y datos significativos en imágenes instantáneas. A su vez, indica que el reportaje fotográfico encierra diversas modalidades y funciones, según el enfoque y tratamiento que cada uno presenta.
Hablaremos ahora de William Klein:
"El verdadero fotógrafo tiene ojo, cerebro e intención"
Pintor y cineasta, William Klein (Nueva York, 1928) revolucionó la historia de la fotografía. Su libro Nueva York (1956) marcó un punto sin retorno. Se enfrentó a la tradición de Cartier Bresson ("matar al padre", resume él) con su fotografía expresionista, callejera y desmitificadora. Dice que hace fotos de gente a la que no se atrevería a mirar a los ojos, que una buena fotografía debe tener un punto de vista, el fotógrafo debe mostrar un mundo, una cultura. El fotógrafo es ojo, cerebro e intención. Martin Parr ha hecho una serie sobre algo tan obvio como encontrar sitio para dejar el coche y ha logrado contar algo sobre nuestro mundo. Todos vemos cosas pero el fotógrafo debe reparar en lo que significan y así obligar a mirarlas de otra manera. Todo se fotografía millones de veces.

Deformaciones





André Kértesz: Distorsiones

Nace en Budapest el 2 de Julio de 1894. Desde pequeño se interesa por la fotografía y en 1912 compra su primera cámara (ICA 5×6) y comienza a fotografiar escenas de la calle y de la campiña.

Sirve en el ejercito Austro-Hungaro en los Balcanes, donde resulta herido en 1915. Fotografía a sus camaradas de guerra, pero muchas de esas fotos se pierden durante la revolución Húngara de 1918.
En 1925 se traslada a París. Frecuenta el café de Dôme, lugar de reunión de la vanguardia e inicia una relación con el mundo artístico de Montparnasse, donde se instala como fotógrafo ilustrador, tomando imágenes a Leger, Mondrian, Chagall, Brancussi, Collete…

En 1927 realiza su primera exposición individual en la galería Au Sacre de Printemps. En esta época desarrolla parte de sus trabajos más conocidos.

En 1933, le encargaron realizar una de sus más famosas series fotográficas titulada “Distorsiones”: una serie de 200 fotografías de dos modelos desnudos (un hombre y una mujer) en distintas poses frente a varios espejos cóncavos y convexos. En algunos casos la imagen de los modelos, Najinskaya Verackhatz y Nadia Kasine, aparecía tan distorsionada que sólo algunas extremidades o facciones eran visibles en la fotografía. Varias fotos de esta serie aparecieron en el número del 2 de marzo de la revista Le Sourire y publicó el libro “Distorsiones” con todas las fotografías un año mas tarde. Este trabajo que se inicia como un mero encargo para renovar el género, se convierte en un punto y aparte en la fotografía surrealista.

Sus fotografías, en apariencia, sencillas, se apoyan en una rigurosa composición, en una calculada calidad, tanto técnica como estética, que dejan a la luz, las grandes dotes de observador de André Kertész.



martes, 5 de abril de 2011

Reencuentro con mi infancia (paisajes extremos)










Fotografías en condiciones tan extremas como el invierno de mi tierra.